viernes, 6 de abril de 2012

El caso de ser "abogados y católicos"


SUBTÍTULO: NI LO UNO NI LO OTRO
viva las vacaciones 
A pesar de no serlo, me siento afortunada, me alegro de no estar "con al agua al cuello" y no tener que "cargar con una hipoteca a mis espaldas".
Me siento dichosa de disponer de dinero suficiente para poder adquirir una vivienda, gracias al trabajo duro de mis padres.
Bienaventurada de tener una faena a mi medida, con horarios flexibles y pocos jefes dando la lata.
También me siento suertuda de mi marido y de mi hija, de quererlos con locura y sentirme correspondida.
De recibir cada día las alegrías de mi perrita y de disfrutar de comodidades y de salud.
Conclusión: a pesar de que muchos se empeñen en amargarme la vida, llevarme la contraria y ponerme obstáculos, barreras, etc. etc., soy feliz.
pero que mal hablada

Aunque lo que se dice "libre" en su amplio significado, no me siento, porque hemos de celebrar todos los santos, el corpus, las resurrecciones, el día de los muertos y disparates varios. Mientras tengamos que celebrar las fiestas que "ellos" manden y dictaminen, no hay nada que hacer.
En el siglo XXI seguimos zumbados acatando las celebraciones "de guardar", mal de muchos consuelo de tontos.
Respeto que cada cual crea lo que quiera y lo celebre cuando le dé la gana, es más, ojalá yo pudiera celebrar haciendo fiesta "el día de la primavera" y "el día del verano", defiendo la libertad.

Recomiendo, mal que me pese y me contradiga y me tachéis de incoherente, como decía, aconsejo encarecida y fervorosa, a los jóvenes indecisos que carezcan de escrúpulos, que se apunten a la carrera de la abogacía, reúne los requisitos indispensables para pasar la crisis y salir airoso. Se requiere poca nota y se recoge mucha pasta.
Supongo que habrá excepciones pero una parte grande y amplia, tiene unos honorarios desorbitados y por cualquier gestión te cobran lo indecible, conocen las leyes, y eso tiene un alto precio.
Me pierdo entre documentos, me siento miserablemente pequeña, enana, ante una montaña gigante de papeleo, desconocía los entresijos del sistema, hasta que heredé, y ahí empezó el calvario, las plusvalías, los ibis, las cargas, los impuestos y los abogados.
Son imprescindibles, como los bancos, sin ellos no puedes dar un paso, no puedes ni guardar dinero en casa, porque si un día vas y lo sacas para comprar algo que valga más de 3.000 euros, de pronto tienes a los de hacienda detrás, delante y encima, investigando a ver qué pasa. Entonces por qué al cónyuge de la princesa y a otros como él...
Inmunidad, está claro como el agua del río Llobregat.

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