jueves, 22 de diciembre de 2011

El caso es ponerse buena

Sorpresa buena y grande me he llevado al solicitar hora con el médico de cabecera, el de la seguridad social, el de siempre vamos. A las 16,30 h me han dado cita para las 17,45 h del mismo día, lo he mirado varias veces para asegurarme.
¿Es que nadie se pone malo en vísperas de fiestas? Me alegro tanto de que todo el mundo esté comprando, consumiendo, arrasando...
Voy a pedirle recetas que en casa ya no me quedan, no tengo la "electrónica" y no puedo abusar, me drogo lo justito para ir tirando. Ya de paso que me examine, tengo fiebre, unas décimas, eso para mí ya es mucha fiebre, por una vez en lugar de automedicarme, aprovecho y mato dos pájaros de un tiro.

-Abre la boca y di: "aaaaaaaa....."

Resulta que tengo anginas.


¿Cómo anginas?, pienso, pero si me las quitaron a los ocho años junto con los carnots. Por aquél entonces, estaba de moda, y ¡zas! todos los niños pasaban la maldita experiencia, y digo maldita porque, a algunos niños y niñas, se las quitaron dos veces, y una de ellas sin anestesia, a lo vivo, sé de un caso.

-¿Tengo infección?, le pregunto flojito.-Sí, has de tomar antibiótico.
-¿Es necesario?, me atrevo a sugerir.

Es que la última vez me dejaron la barriga fatal, se cargaron, además de la infección, todo lo que pillaron por delante.
Salgo de la consulta preocupada, no es un virus, es algo peor, pero no son anginas, porque me las quitaron. Si no me baja la fiebre en tres días tendré que tomar algo fuerte. Quiero evitar que eso pase a toda costa, me lanzo en busca de sustitutos menos agresivos, como el própolis, etc.
Estoy escribiendo y tosiendo, ya os contaré los avances, o no.


No hay comentarios:

Publicar un comentario