lunes, 27 de enero de 2014

El caso de "la cuesta de enero"

Ya estamos a 27, ¡ánimo!, si habéis sido capaces de sobrevivir a la navidad, al fin de año, al año nuevo y a los reyes magos, si habéis sido capaces de llegar hasta el principio del final del mes de enero del 2.014,  será que sois unos buenos escaladores, unos alpinistas de primera, bien preparados y con suficientes energías para culminar las cimas más difíciles.
Mas, reservad esfuerzos porque esto no ha hecho más que empezar, ahora viene la cuesta más seria y en  la que sólo los valientes pueden permitirse el lujo de participar: la revolución del pueblo.
Ya les gustaría a muchos tener pescado todos los días
¿Queréis formar parte de la élite justiciera o el miedo impuesto y el maltrato psicológico al que nos someten os lo impiden?
¿Esto es lo que hay? ¿resignación? ¿sometimiento? ¿cruzarnos de brazos a esperar a que otro más loco que nosotros se atreva a dar un paso? ¿morir de hambre antes que unirnos, sea cual sea nuestro origen e idioma?
ya les gustaría a muchos tener abrigos que ponerse para no pasar frío
Ruego al pueblo soberano que piense por sí mismo, que recuerde que el poder es de cada uno de nosotros y somos nosotros los que tenemos la llave para abrir la puerta a las soluciones.
¿Están las llaves en el fondo del mar?
para lo que hay que ver, en la tele todo son desgracias....
El lado más oscuro de mi mente obtusa me hace dudar del ser humano, concretamente del español, catalanes incluidos, por supuesto, y pienso si no será mejor esperar a que la crisis atemorice a los franceses y sean ellos los que enciendan la llama.
preparemos la pasta y el cepillo por si fallamos el salto
Como los agricultores en sus huertos, hemos de quemar las malas hierbas para que crezca con el tiempo y la paciencia, con cuidados y mimos, la siembra.
Jóvenes que no tenéis casi nada que perder, que se os note por favor, que sois los más fuertes física y mentalmente, que todavía no estáis contaminados del todo, no os vayáis a conseguir fuera a lo que aquí tenéis derecho. Exigir lo que os corresponde, luchad.
Me quedo satisfecha con el pequeñito y frágil granito de arena que aporto desde mi ordenador, intentaré no desfallecer y seguir dando la lata con mis palabras.

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