| uno que no tiene ni un momento para morirse |
Creo que no tienen ni un momento para "pararse" a escribir.
Os invito siempre a reflexionar sobre asuntos cotidianos y de actualidad, os muestro mi punto de vista, soy miope y desde hace un par de años se suma la vista cansada típica de la edad, así que, por mucho que me ponga las gafas, no lo veo nada claro.Ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche, nunca están ni medio nítidas, da igual el momento del día que elija.
| ¿de qué nos quejamos? |
El pasado, lo dejo atrás, el presente lo intento vivir lo mejor que puedo, y el futuro es tan inciertamente gris que, mejor no hacer planes, de momento.
Cuanto mayor eres más rápido pasa y cuando te das cuenta ya se te ha pasado y no has hecho nada de lo que querías hacer porque todavía no era el momento.
No está mal pararse de vez en cuando y hacer lo que te gusta, lo ideal sería no tener que hacerlo porque lo que haces es realmente lo que te gusta, pero en general no es así. De modo que hemos de buscar algún momento para dedicarnos a nosotros y a nuestras cosas.
| acabará mal seguro |
Si salimos de la rutina y nos vamos de vacaciones "por ahí", vivimos momentos formidables, pero si nos quedamos en casa, a veces se nos cae la casa encima y los momentos de descanso se eternizan y se convierten en momentos de limpieza general, pinturas, lavado y planchado, y eso ya no son vacaciones, eso es el momentazo de ordenar lo ordenado.
Los más fastidiosos de los momentos son los invitados inesperados, no soporto que la gente se presente por sorpresa, no tienen ni la delicadeza de llamar un rato antes para preguntar si tienes un momento que te vaya bien.
Los momentos sagrados son las comidas y las cenas, no soporto que suene el teléfono, es inoportuno, fastidia e incordia. ¿Por qué no piensan un poco antes de llamar? ¿No se les ocurre que te pueden pillar sentada a la mesa y con el cuchillo en la mano y que no es un buen momento? Además, las posibilidades de que te respondan son escasas, por lo menos en mi casa.
| la felicidad no hace falta que avise |
El que menos suele gustar es el momento de madrugar, y el de irse a dormir es un momento que me encanta, pensar en meterse en la cama calentita y cerrar los ojos. Por suerte o por desgracia, en mi caso es así porque me duermo rápido, no doy muchas vueltas, las pastillas tienen la culpa, no puedo vivir con ellas pero sin ellas tampoco. A lo último lo llamaría yo el momento de la confesión.
Y el mejor momento del día es cuando me voy a tomar el café con leche al bar y leo tranquila, es placentero y casi orgásmico, tan sólo comparable a un buen masaje y a otra cosa que me reservo.
Tendrían que pagarnos por saber disfrutar de momentitos tan espontáneos como éste, me he puesto a escribir y me ha salido un monólogo estilo "Piedrahita", un tipo genial, recomiendo sus libros, te hacen pasar momentos de risa y de sonrisa.
Bien pensado, me doy por bien pagada si os he sacado unas risitas o si al menos os he entretenido y se os ha pasado el tiempo en un tris, un instante, un periquete, un santiamén, un sinónimo de "momento".
| ¡vaya momento tan ejemplar! |
Por cierto, si Froilán tiene 13 años ¿qué hace jugando con armas?, otra vez la familia real la ha "armado".
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