El caso es tener suerte
Escrito por: Gina Pérez el 26 Nov 2011 - URL Permanente
Hay días en que todo te viene como rodado, vas a la parada del bus y está llegando, buscas un lavabo público y no hay cola, y está limpio, entras a unos grandes almacenes y encuentras tu talla y tampoco hay cola, ni el probador ni en la caja, vas a tomar algo en aquél sitio que tanto te gusta y ¡hay sitio! y te sirve una señorita encantadora... todo va de maravilla hasta que de pronto ¡zas!
Suena el móvil.
Piensas: ¿Por qué no lo desconecté? o mejor ¿por qué no lo olvidé en casa?
Todavía tienes la posibilidad de contestar o de hacer ver que no lo oyes.
Mientras intentas encontrarlo en el bolso, siempre se esconde, intentas calibrar cuáles serían las consecuencias de tus dos opciones. Con buena suerte no llegas a tiempo y deja de sonar.
Mala suerte, ya lo tienes de camino hacia la oreja derecha.
No importa quién sea ni qué quiera, la magia se ha roto.
Vuelta a la realidad, buscas un taxi para regresar y no hay lucecitas verdes en el horizontes, te das cuenta de que no tienes suficiente dinero y diriges tu mirada al metro, atestado y maloliente, estás sudando mientras bajas las escaleras, las piernas te tiemblan, respiras y suspiras...
Son las ventajas de vivir en el siglo XXI y poder disfrutar de las nuevas tegnologías.
Estoy pensando si devolver la electron y tirar de efectivo, la visa ya la devolví hace tiempo. Será lo más prudente.
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