lunes, 8 de julio de 2013

El caso de "la falsa delgada"

Audrey Hepburn
La conozco "al dedillo" y me la sé de "pe a pa", hace más de veinte años me la presentaron y me cautivó, soy adicta y fanática, unas veces más que otras, según las circunstancias y el tiempo. No se separa de mí ni un solo día desde entonces, es la más fiel que he poseído nunca pero la odio.
Y hace unos días en la tele descubrí como definirla, lo dijeron de pasada, pero se clavó en mi mente y lo retuve. Tanto tiempo intentando abreviar en palabras "qué es" y por fin lo tengo: "falsa delgada". Suena mal.
Lo que más le fastidia, cuando sacan pastelitos en las fiestas o el plato lleno a rebosar en el restaurant, es que le digan: -Tú no te has de preocupar, con lo delgada que estás.
Precisamente está así porque se preocupa constantemente.
Como la gente no dejará de "hablar por hablar" lo mejor será hacer oídos sordos.

A medida que envejeces te das cuenta que tienes dos manos
una para ayudarte a ti mismo y la otra para ayudar a los demás
Cuando está a punto de dar el paso definitivo se da cuenta que se le va juntar todo, los daños colaterales de su ansiada decisión con los síntomas del climaterio, y la dificultad se intensifica, se multiplica por diez.
Es curioso y estúpido este mundo en el que países enteros se mueren de hambre mientras en otros se tira la comida. La enfermedad nos hace iguales a todos. Nos sobran las excusas que nos justifican ni alivian del dolor.

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