De todos es conocido la tortura a la que te someten los contestadores, automáticos y humanos, de todas las compañías a las que pagas incondicional y mensualmente por su servicio. Una vez caes en sus redes, ya está, salir es una odisea terrible. Finaliza el contrato de dos años y hacen lo posible y lo imposible para que permanezcas con ellos, te repiten mil veces lo bien que te van a tratar a partir de ahora.
¿A partir de ahora? ¿Y hasta ahora qué me han estado haciendo?
Pero aunque te atiborren de publicidad e intenten lavarte el cerebro machaconamente, no consiguen engañarte eternamente, a no ser que te dejes, y entonces atente a las consecuencias.
Me he puesto muy pesada, testaruda y "perseverante", me he cargado de santa santísima paciencia, he conectado el altavoz del móvil para seguir haciendo otras cosas más agradables, mientras sonaba la música de espera (la prueba del infinito aguante del cliente, ¡viva el estoicismo!) y al final me ha atendido alguien competente, hemos ido al grano y nos hemos puesto de acuerdo. ¡Milagro!
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si fuera tan fácil... |
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Si quiere hablar con una persona lo tiene claro |
Y aprovechando que gravaba la conversación (puede que luego la borren) le he dado mi opinión sincera.
ya podemos saber en qué lugar de la lista de espera estamos... |
Las mutuas de salud son un negocio exclusivo sólo para ricos.
Para despistar han de crear un ambiente no muy sofisticado, captan con sus ofertas a ingenuos e ilusos, como una secta te incluyen entre sus clientes, que no enfermos, y ahí empieza el mayor engaño.
Si realmente estás malito no tienes otra que adelantarte a ellos, deja de pagar, porque si te conviertes en un estorbo....se te ha acabado la cobertura.
Es como todo, te exprimen y cuando ya no queda una gota, a la basura.
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Siempre suena como si le estuviera pasando a otro.
Unos no quieren que te vayas y otros te echan a patadas.
Unos no quieren que te vayas y otros te echan a patadas.